Kanye West y zapatillas: dos inseparables que definieron una era dorada en la colaboración con Adidas
La relación entre Kanye West y Adidas transformó para siempre la manera en que el mundo percibe el calzado deportivo. Lo que comenzó como una apuesta arriesgada en 2014 se convirtió en un fenómeno cultural que redefinió los límites entre la moda, el arte y el deporte. Durante casi una década, esta colaboración no solo generó miles de millones de dólares, sino que también consolidó un nuevo lenguaje estético en el streetwear y demostró el poder de las alianzas entre celebridades y grandes marcas.
El inicio de una revolución: cuando Kanye West llegó a Adidas
Los primeros pasos tras dejar Nike y el nacimiento de Yeezy
Antes de unirse a Adidas, Kanye West ya había explorado el universo de las zapatillas deportivas con Nike. Sin embargo, las diferencias creativas y comerciales llevaron al rapero a buscar nuevos horizontes. En 2014, Adidas le presentó una oferta que Nike no había igualado: un contrato de 10 millones de dólares, apoyo integral para desarrollar su propia marca de ropa y un porcentaje del cinco por ciento sobre las ventas globales. Este acuerdo representaba mucho más que dinero; era una oportunidad para que el artista ejerciera un control creativo total sobre sus diseños y expandiera su visión más allá del calzado.
La primera colección, bautizada como Yeezy Season 1, llegó en 2015 con una propuesta radical que mezclaba minimalismo, colores tierra y siluetas futuristas. Las primeras Yeezy Boost 750, lanzadas con solo 9.000 pares disponibles a un precio de 350 dólares, se agotaron en minutos. Este modelo sentó las bases de lo que sería una estrategia de lanzamiento basada en la exclusividad y el hype, generando colas interminables y reventas que multiplicaban su valor original. Las Nike Air Yeezy 2 Red October, por ejemplo, llegaron a revenderse por más de 7.000 euros, un anticipo del fenómeno que estaba por venir.
La visión disruptiva que cambió el mercado de las zapatillas deportivas
Kanye West no solo quería diseñar zapatillas; buscaba democratizar el lujo urbano y hacer accesibles productos que antes estaban reservados para élites. Su enfoque combinaba estética vanguardista con comodidad tecnológica, gracias a la incorporación de la tecnología Boost de Adidas, que ofrecía una amortiguación superior y una sensación de ligereza sin precedentes. Este equilibrio entre diseño y funcionalidad atrajo tanto a coleccionistas como a consumidores cotidianos que veían en Yeezy Boost una declaración de estilo y estatus.
La colaboración también planteó un nuevo modelo de negocio en la industria. Mientras que en 1984 Nike había ofrecido a Michael Jordan medio millón de dólares al año durante cinco años junto con un porcentaje de las ventas, el acuerdo de Kanye con Adidas iba más allá al incluir el desarrollo de tiendas propias y la expansión hacia ropa y accesorios. Este enfoque integral permitió que Yeezy se consolidara como una marca dentro de una marca, algo que pocas colaboraciones habían logrado hasta entonces. Adidas, que en ese momento tenía solo el seis por ciento de la cuota de mercado de zapatillas en Estados Unidos frente al 46 por ciento de Nike, apostó por West como catalizador para recuperar terreno.
Las colecciones Yeezy que marcaron historia en el streetwear
Yeezy Boost 350: el modelo que democratizó el lujo urbano
Si hay un modelo que encarna el espíritu de la colaboración entre Kanye West y Adidas, ese es el Yeezy Boost 350. Presentado inicialmente en 2015, este diseño de perfil bajo, con su característica banda lateral y su construcción Primeknit, se convirtió rápidamente en un ícono del streetwear. A diferencia de otros lanzamientos limitados, las Yeezy Boost 350 fueron producidas en cantidades mayores con el tiempo, permitiendo que más personas pudieran acceder a ellas sin pagar precios desorbitados en el mercado de reventa.
La clave del éxito de las 350 radicaba en su versatilidad. Podían combinarse con jeans, joggers o incluso atuendos más formales, adaptándose a múltiples contextos sin perder su esencia. Los lanzamientos de colores como Turtle Dove, Pirate Black y Oxford Tan se convirtieron en objetos de deseo inmediato, mientras que ediciones posteriores como Zebra o Beluga mantuvieron el interés del público. La estrategia de reposición constante permitió que el hype se mantuviera vivo, con lanzamientos en marzo de 2017 y reposiciones en abril del mismo año, demostrando que la demanda no decaía.
De las Yeezy 700 a las Foam Runner: evolución constante del diseño
Kanye West nunca se conformó con replicar fórmulas exitosas. Tras el triunfo de las 350, la línea Yeezy siguió explorando nuevos territorios estéticos. Las Yeezy Boost 700, con su diseño chunky y reminiscencias de los años noventa, capturaron la tendencia dad shoe que dominó la moda urbana en 2018. Este modelo, más voluminoso y con múltiples capas de materiales, atrajo a un público diferente y amplió el alcance de la marca.
Pero quizás el diseño más arriesgado y controversial fue el Foam Runner, lanzado en 2020. Fabricado con una mezcla de espuma EVA y algas cosechadas de lagos, este calzado futurista de una sola pieza desafió todas las convenciones. Aunque inicialmente generó división entre los entusiastas, su comodidad extrema y su propuesta sostenible lo convirtieron en un éxito inesperado. La capacidad de Kanye para innovar constantemente mantuvo a Yeezy en la conversación cultural, incluso cuando otros colaboradores como Rihanna con Puma o Rita Ora con Adidas competían por atención.
El impacto cultural y económico de la alianza Kanye-Adidas

Cifras millonarias y el fenómeno del hype en torno a cada lanzamiento
El impacto financiero de la colaboración entre Kanye West y Adidas fue monumental. En 2019, Kanye ingresó aproximadamente 150 millones de dólares, provenientes principalmente de su marca Yeezy Boost. Por su parte, Adidas acumuló cerca de 1.500 millones de dólares en ganancias derivadas de esta línea. Estas cifras colocaron a Yeezy al nivel de las colaboraciones más rentables de la historia del calzado deportivo, solo comparable con la legendaria alianza entre Nike y Michael Jordan, cuyas ventas alcanzaron los 2.800 millones de dólares en 2018.
El mercado mundial de zapatillas, que mueve alrededor de 55.000 millones de dólares anuales, encontró en Yeezy un motor de crecimiento inesperado. Cada lanzamiento generaba expectativa global, con aplicaciones móviles colapsando por la demanda y tiendas físicas organizando rifas para distribuir pares limitados. Este fenómeno del hype no solo beneficiaba a Adidas, sino que alimentaba un ecosistema completo de revendedores, coleccionistas y medios especializados que documentaban cada movimiento de la marca.
La influencia de Kanye en la moda urbana y las nuevas generaciones
Más allá de los números, Kanye West logró algo que pocos artistas habían conseguido: convertir sus zapatillas en símbolos culturales. Las Yeezy no eran solo calzado; eran declaraciones de identidad, objetos de aspiración y elementos fundamentales en el guardarropa de millones de jóvenes alrededor del mundo. La estética minimalista y los tonos neutros que caracterizaban a muchos modelos Yeezy influyeron en diseñadores de moda, marcas emergentes e incluso en empresas de lujo que comenzaron a adoptar códigos similares.
Kanye también expresó ambiciones de llevar sus diseños más allá del streetwear. Planeaba que sus zapatillas llegaran a la NBA y a la liga de fútbol americano, integrando su visión en el deporte profesional. Aunque este objetivo no se materializó completamente, la intención demostraba su deseo de expandir el alcance de Yeezy. Su trabajo inspiró a otras marcas deportivas a abrir sus puertas a diseñadores reconocidos como Stella McCartney, Raf Simons y Riccardo Tisci, consolidando una tendencia de colaboraciones entre moda de alta gama y deportes que antes parecía improbable.
El fin de una era: la ruptura entre Kanye West y Adidas
Las controversias que llevaron al fin de la colaboración en 2022
La relación entre Kanye West y Adidas llegó a su fin en octubre de 2022, cuando la marca alemana decidió cancelar la colaboración debido a comentarios antisemitas realizados por el artista. Esta decisión, aunque alineada con los valores corporativos de Adidas, tuvo un costo financiero significativo. La compañía proyectó una pérdida neta de 252 millones de dólares para 2022 como consecuencia directa de esta ruptura, evidenciando cuán rentable había sido la línea Yeezy para sus finanzas.
Para Kanye, las consecuencias fueron igualmente severas. Perdió su puesto en la lista de multimillonarios de Forbes, viendo su patrimonio neto reducirse de 1.500 millones de dólares a 400 millones tras la ruptura con Adidas. Este episodio marcó un giro dramático en la carrera del artista, quien apenas seis años antes se había declarado con una deuda personal de 53 millones de dólares e incluso había pedido a Mark Zuckerberg que invirtiera 1.000 millones en sus ideas. La caída financiera fue tan abrupta como había sido su ascenso, recordando la fragilidad de las alianzas comerciales basadas en personalidades controvertidas.
El legado permanente de Yeezy en la industria del calzado
A pesar del final abrupto, el legado de Yeezy en la industria del calzado es innegable. La colaboración redefinió lo que significa una alianza entre una celebridad y una marca deportiva, estableciendo nuevos estándares de creatividad, rentabilidad y alcance cultural. Los fanáticos de Yeezy continuarán coleccionando los modelos lanzados durante la colaboración, y muchos de estos diseños ya se consideran piezas de archivo con valor histórico en el mundo del streetwear.
Adidas, por su parte, enfrenta el desafío de llenar el vacío dejado por Yeezy. La marca ha reforzado otras colaboraciones y ha explorado nuevas alianzas con creadores emergentes, siguiendo la filosofía de empoderar a los diseñadores que estableció durante su tiempo con Kanye. Mientras tanto, el propio West ha expresado intenciones de abrir tiendas propias y continuar desarrollando su marca de manera independiente, aunque el futuro de estos planes permanece incierto tras las controversias recientes. Lo que sí está claro es que la era de Kanye West y Adidas quedará grabada como un capítulo dorado en la historia de las zapatillas deportivas, un período en el que dos inseparables redefinieron las reglas del juego.